01 septiembre, 2006

La herencia de Fidel

Tras hablar de las posibles alternativas a la necesaria muerte de Fidel (necesaria puesto que gracias a Dios todavía no han inventado la vida eterna), paso a exponer cual será la herencia de Fidel. Estamos hablando de la herencia de Fidel a los Cubanos, no de otro tipo de herencias de las que seguramente tengan más datos en los bancos suizos.
La Revolución cubana tuvo el (dudoso) honor de de propiciar que el sistema de dictaduras militares comunistas (¿cuáles son las peores?, ¿las de izquierdas o las de derechas?) se mantuviese en la segunda década del siglo XX. Realmente es una lástima que no podamos decir que son del siglo pasado ya que, como Fidel, la dictadura militar sigue entre nosotros en el siglo XXI.
El éxito cubano (¿realmente esto es un éxito?) radicó en la capacidad de unos pocos intelectuales de atraer con su mitología izquierdista a las masas. Un líder carismático, Y MUY LISTO, como Fidel; un séquito de familiares y "camaradas" a sus órdenes; y un héroe de película como el Che, fueron suficientes para tirar abajo otro de los penosos experimentos de EEUU en la zona, metiendo su elefante en la particular cacharrería latinoamericana. Bahía Cochinos y la crisis de los misiles no hicieron más que alzar al olimpo de los dioses a un dictador y a su particular héroe, Ernesto 'Che' Guevara.
Hablando de héroes, abundan en la literatura bélica y hasta en el cine los ejemplos de héroes de este tipo (se podría decir calaña). Soldados al servicio de la propaganda nacional del régimen de turno, ya sea de izquierdas o de derechas (¿cuáles eran los malos de la película?). Tenemos un inmejorable ejemplo en la película "Enemigo a las puertas", en la que se enfrentan en la batalla de Estalingrado dos héroes casi mitológicos de ambos bandos. El misticismo y la propaganda hacían de dos buenos francotiradores nada más y nada menos que un ejemplo a seguir. En fin... El caso es que en Cuba tenemos a un héroe llamado Che, al que matan los infieles a la expansión del ideario revolucionario por toda América del Sur.
Fundamentalmente, con los millones de dólares procedentes de Rusia (por supuesto que dólares, puesto que los rublos fuera de Rusia eran papel mojado) que llegaban a Cuba se financiaba el único proyecto comunista que parecía no hacer aguas en la segunda mitad del siglo XX. Burocracia de arriba abajo, elite dirigente y un gusto por dar la impresión de que Cuba podía ser amiga, mediante absurdas intervenciones del ejército cubano en Angola y Etiopía (ahora me explico en gran parte la actual situación de estos dos países).
El caso es que hay que entender por qué la caída del bloque comunista no ha propiciado la caída del comunismo (o lo que queda de él) en Cuba. La respuesta la tenemos en Fidel. Tras años de Perestroika y un ligero liberalismo económico, la caída de los países comunistas mostró a Fidel cómo la entrada de dólares americanos del capitalismo podría derribar un régimen. Fidel toma cartas en el asunto y se encarga personalmente de eliminar de la cúpula del partido a todos los líderes salvo él mismo. Al mismo tiempo, se aborta cualquier intento de liberación económica. La primera herencia de Fidel (y la más visible para todos) es el deterioro del nivel de vida de los Cubanos.
Fidel ejerce una especie de dominación carismática sobre el pueblo. Hay un objetivo común para motivar al pueblo: construir al "hombre nuevo". Una especie de Ítaca hacia la que seguir remando. El pueblo rema y Fidel toca los tambores en las galeras. Fidel es un Mesías que dice sólo sentirse responsable ante la historia: "la historia me absolverá".
Querido Fidel, la muerte nos absuelve a todos, incluso a los culpables. Quizá cuando Fidel muera, en homenaje a su figura regalen ejemplares de la Constitución que el dictador dictó para las masas. Y quizá las masas lean en sus casas la herencia de Fidel. Así se define la Cuba de Fidel:
Artículo 2 Constitución cubana: "(...) como república unitaria y democrática, para el disfrute de la libertad política, la justicia social, el bienestar individual (...)". Me he tomado la libertad de resaltar con negrita las palabras que "mejor" definden la Cuba de Fidel.
Hay veces en las que las palbras, pese a estar juntas en una frase, carecen de sentido.

Una Cuba sin Fidel?

Ante un posible final de la era de Fidel y su proyecto cubano, mi cabeza no para de pensar cómo será un país llamado "la Cuba sin Fidel". Cuba tiene dos finales por delante:
1) Que Fidel muera "por la revolución". Si Fidel muere "por la revolución", se daría pie a una sucesión cuyo primer objetivo sería mantener el statu quo del régimen. La democratización se podría retrasar años, si no décadas.
2) Que el pueblo despierte y vea en Fidel la verdadera rémora que representa y, apoyados por la elites (que las hay), lleven adelante una insurreción posiblemente contra el régimen de Raúl Castro.
De producirse este segundo final, tendríamos al 100% un final al estilo Somoza en Nicaragua, que tras 46 años de régimen dictatorial de tipo sultanista, abandonó en helicóptero Managua cargado de millones. Como recoge Salvador Martí: "Un helicóptero Sikorski lo llevó desde el búnker, en la loma de Tiscapa, a los hangares de la Fuerza Aérea. Con él se llevó los lingotes de oro del Banco Central, ocho papagayos de colores y los ataúdes de su padre y de su hermano. Subió a su avión privado, un jet Sidney-Howker, rumbo a Miami, girando primero sobre la ciudad donde brillaban las fogatas de la insurrencción" (Salvador Martí, La Revolución enredada, Nicaragua 1977-1996). Permítaseme añadir que allí le esperaba un tal Jimmy Carter, que se preguntaba qué había fallado en el apoyo americano a la dictadura. Es una lástima que la solución de los insurreeccionista nicaragüenses fuese únicamente: "Hay que ser como el Che, ser como el Che, ser como el Che".