Lo más destacado de la noticia es que se habla de que se están empezando a ver mujeres con el niqab. Pero lo dicen de la siguiente forma: Visten el 'burka', o más exactamente el 'niqab', en pleno siglo XXI. Si un medio de comunicación titula "EL 'BURKA' LLEGA A ESPAÑA", para después referirse al 'niqab' es que algo pretendían con ese titular. Llevar a la gente a la repulsa de los hechos antes de leer la totalidad de la noticia. Si seguimos leyendo la noticia, vemos unas líneas de gran interés: Las mujeres van al centro comercial una o dos veces por semana, donde realizan la compra en el supermercado, acompañadas por sus hijos pequeños. Nunca van solas, sino en pareja, y pertenecen a una clase social acomodada, a tenor de lo que gastan. Apenas hablan español, no se relacionan con nadie y prefieren usar la 'caja amiga', en que el mismo cliente pasa los productos y paga, sin necesidad de que le cobre una cajera. Es decir, estamos ante unas mujeres que suelen ser de clase acomodada que no hablan con nadie. Me pregunto si álguien hablará con ellas.
Acerca de esta polémica, está muy claro que si nos parece denigrante que una mujer lleve el 'burka' azul que solemos ver en las imágenes de la cultura talibán en Afganistán, también nos tiene que parecer denigrante que una mujer lo lleve en España. Pero ojo, no podemos comparar ambos casos por igual. En primer lugar, la situación de la mujer afgana durante el régimen talibán (y, desgraciadamente, en muchos casos actualmente) es de absoluta degradación social e indefensión. Pero en España una mujer no está en absoluto en esa situación. Lo que nos hace libres es poder cubrirnos la cabeza si nos da la gana, incluso si se convirtiese en alguna de las absurdas modas que hoy nos rodean. La mujer en España tiene la suficiente capacidad para ELEGIR. Y si no puede elegir porque su pareja, su familia o un imán la reprime y le obliga a usarlo, es cuando el resto de la sociedad tiene que elegir.
En Francia se dio el caso de mujeres musulmanas que dejaron el colegio porque se les prohibió utilizar el 'hiyab'. Pero a la hora de ser tratadas éstas por los servicios sociales la sorpresa fue que no acudían al colegio porque se sentían desnudas sin su indumentaria habitual. Por otra parte, la prohibición del 'hiyab' propició que simplemente por llevar la contraria o por sumarse a la causa mujeres que nada tenían que el con el islam se cubriesen cabeza y hombros.
Bajo mi punto de vista una sociedad tiene que ser integradora, no asimiladora. De lo contrario nunca será completamente democrática. Si álguien tiene interés en profundizar en el tema, a partir del caso francés, les remito a uno de mis artículos: El fracaso del falso multiculturalismo francés, publicado en este mismo blog en Noviembre del 2005.
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