Tocar el tema del terrorismo siempre me ha resultado algo complicado. No un tema tabú, pero sí un tema en el que siempre creí correr el riego de meterme en zona pantanosa... y no saber salir.
Es cierto que nunca me cansaré de llamar asesino al que es un asesino, ni de pedir a nuestra "querida" clase política que se tome más en serio a TODOS los asesinos que nos roban la paz y la libertad de nuestra sociedad. Los que nos la roban en la calle con un cobarde disparo en la nuca, los que nos la roban con amenazas a las empresas que, ellas sí, dan de comer a los ciudadanos de a pié, o los que nos roban y violentan nuestra libertad en nuestra propia casa.
Empiezo por llamar asesino y terrorista a todos aquellos que promueven y ejecutan la violencia hacia las demás personas. Tan terrorista me parece De Juana Chaos, como un ex-compañero sentimental que extorsiona, agrede y hasta asesina a la persona a la que le juró alguna vez amor eterno. Que cada día vivas bajo amenaza de muerte en tu propia casa me parece tan grave o más que un empresario esté bajo amenaza para el pago del impuesto revolucionario de ETA.
Esto he querido dejarlo bien claro desde un principio, porque no sólo es terrorista quien asesina o extorsiona en nombre de una causa. Y más terrorista me parece el que se aprovecha de la intimidad de su domicilio para ser el más sanguinario de los terroristas. Hay mujeres que superan, con creces, los días de secuestro de Ortega Lara, pero que en vez de un juicio justo a lo único que tienen derecho es a celebrar sus bodas de plata en un restaurante con sus familiares y amigos, para vivir su propio conflicto "al estilo vasco" al entrar por la puerta de casa.
Pero centrándonos en concreto en el conflicto vasco, creo que estos días se está desviando el problema tanto por unos como por otros. En primer lugar, no comparto en absoluto que la Asociación de Víctimas del Terrorismo (y especialmente su presidente) aprovechen -Y APROVECHEN ES LA PALABRA QUE QUIERO UTILIZAR- cualquier mínima noticia para emitir anuncios, especialmente en radio. Entiendo su objetivo e incluso su desesperación por las noticias y por la interpretación que puedan hacer de esas noticias, pero no comparto que la AVT convierta cada tramo de anuncios en un publirreportaje. Me duele decir esto... pero así lo veo. De hecho, recuerdo que uno de los anuncios que más me emocionaron de esta Asociación fue uno en el que decía un gran número de nombres y terminaba diciendo que siempre habrá un lugar entre nosotros para las víctimas del terrorismo (fue emitido tras el 11-M). Un anuncio que fue utilizado de nuevo cuando se produjo el suceso de la supuesta agresión a José Bono. Me sentí como si la AVT sacase del fondo del armario su mejor traje y se pasease por las emisoras de radio ante una noticia que le podía afectar.
En segundo lugar, me voy a centrar en la visión del Partido Popular ante cualquier noticia sobre terrorismo. Evidentemente, cuando se anuncian detenciones tanto en España como en Francia no vemos a Ángel Acebes, ni a Zaplana, ni a Rajoy enarbolando la badera del antiterrorismo. Ellos se guardan de salir a darle bombo a la noticia pues el que ha estado al cargo de las detenciones ya no es Mayor Oreja.
Pero esto podría ser comprensible. Es muy raro ver al partido de la oposición felicitar al Gobierno. El caso es que la actitud del Partido Popular respecto de la salida de presos etarras de la cárcel, como he argumentado en anteriores post, es totalmente inconsecuente. Y vamos a hablar del tema con propiedad.
Para empezar, 64 presos de ETA están en la calle merced a la maravillosa gestión del Partido Popular. 64 presos que deberían estar en prisión al menos 30 años, pero que según el entonces Gobierno y SU Tribunal Supremo no representaban peligro alguno para la democracia, el Estado de Derecho y la memoria de la víctimas. Y la verdad... es que están en la calle porque tienen derecho a estar en la calle. El Partido Popular se jacta de que durante su gestión se aprobó en el 2001 una ley por la que los presos pasarían al menos 30 años en prisión. Con lo que basta una simple lectura de soslayo de la Constitución Española (piden que no se ultraje con la reforma del estatuo catalán, pero ni se la han leído -señorías-) para saber que las leyes no tienen carácter retroactivo. Con lo que una persona juzgada antes del año 2001 nunca podrá verse afectada por la ley aprobada por el Partido Popular. Y es que no se han leído ustedes la Constitución, señorías.
Pero si ya de por sí este debate es inútil peor están quedando los dirigentes del Partido popular cuando hablan de la pasividad del Gobierno y del Tribunal Supremo ante la salida de presos antes de 30 años. ¿Acaso es que el Gobierno del señor Aznar y el Tribunal Supremo se opuso a que aquellos 64 presos se acogiesen a la reducción de penas?, ¿Cómo puede dar lecciones José María Aznar sobre lucha contra el terrorismo a este Gobierno si durante su mandato la situación fue igual o incluso peor?.
Y para terminar, me gustaría dejar clara mi postura de cuál debería ser la verdad. La verdad tanto para víctimas como para verdugos. Y es que me resulta de una desprotección jurídica absoluta que se tenga que dejar en manos de políticos y jueces nombrados por políticos una reiterpretación de las leyes que permita encontrar los vericuetos legales mediante los cuales un terrorista pueda ser condenado nuevamente y de este modo ampliarle su condena o hacer que cumpla 30 años en prisión. Lo único que se ha hecho Y CON EL PARTIDO SOCIALISTA EN EL PODER, SEÑOR RAJOY, ACEBES, ZAPLANA Y COMPAÑÍA, es encontrar resquicios legales que permitan sumar años a un terrorista para que así no salga de la cárcel hasta haber pasado 30 años entre rejas. Pero evidentemente, el Partido Popular se ha llegado a poner la medalla de que ha sido gracias a su presión por lo que el tribunal Supremo ha actuado para que el terrorista en cuestión no salga de la cárcel. Tenga cuidado al ponerse la medalla, señor Rajoy, que se puede usted pinchar de la emoción.
Tengo la firme convicción de que La Verdad, con mayúsculas, es aquella que está recogida en un papel. De nada valen las artimañas legales para evitar que los presos salgan de la cárcel. Siéntense ustedes en una mesa y hagan una ley que recoja perfectamente no sólo las condenas, sino también las condiciones de esas condenas. Pero no me vengan con interpretaciones variopintas de los actos del Gobierno, ya que mientras estaban ustedes sentados en su poltrona la puerta de atrás de nuestro sistema judicial y penitenciario fue un coladero de terroristas.
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